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Crónicas de viaje III : Glaciares


Un paisaje gélido con viento de Patagonia histórica. Desde Argentina. Bien al Sur.
Desde Santa Cruz, provincia bien al Sur de la República Argentina, se extiende la llamada la mesetaPATAGÓNICA.
El paisaje es mágico ya desde su arribo por avión, desde el aire se puede apreciar, en cuanto vas bajando cuál enorme pájaro de lata y rodeando el Lago Argentino.
Desde el marrón, agreste y seco de la meseta, emerge el azul turquesa del Lago, que es nada más ni nada menos que el testigo silencioso de los deshielos de años tras año.
Las formaciones glaciares, dan el aspecto de obras de arte de autores del viento, lluvia, agua y vida.
El aire que se respira es limpio, puro y frío. Un respirar profundo hace llenar la cabeza de hermosas y creativas ideas, como a este escrito que hoy les propongo, para cerrar los ojos y desde las tierras centrales de esta América hermosa, profunda, rica e histórica, desde el calor caribeño y central, desde la parte en donde te encuentres volemos juntos y juntas por la ESTEPA PATAGÓNICA, su Historia, su sangre y sus personajes.
¿Cómo se forman los glaciares?
Como las personas van sedimentando los recuerdos, en las zonas frías, montañosas y gélidas, los glaciares son el resultado de la acumulación por años y años de lo que sobra de todas las nevadas en los sucesivos inviernos. En la estepa patagónica el responsable y que ayuda a esta sedimentación y acumulación es el VIENTO, que proviene del oeste desde la Cordillera de los Andes.
Llegamos a ese rincón, “El Calafate”, ciudad de Santa Cruz, en algún siglo, en algún rincón existirían sus ancestros verdaderos pobladores de ese inhóspito y aguerrido territorio, otra historia hubiera sido si los hubiesen dejado vivir como personas, son sus costumbres y su historia. Los conquistadores los extirparon, sentían cada arbusto espinoso y con sus tierra negra como un gran duelo, al pisar esas tierras, antepasados españoles, ingleses, alemanes, suizos y hasta los mismos criollos o mestizos sustanciados de su poder con la gran corona y los intereses del Gran Mundo Capital, fueron los genocidas de los pueblos originarios de esas tierras, de esos pobladores y pobladoras que entendían el silencio, y el imperceptible sentimiento de los enromes glaciares. Otra historia y otras personas estarían en esas tierras si los hubieran dejado VIVIR.
Hoy toda esa belleza natural está predispuesta y muchas personas que trabajan ganando su sustento, por atender y recibir a esos turistas, de los que pueden hoy acceder a esos parajes, que pueden permitirse ver otra forma de la madre Natura que se expresa , que se empeña en gritarnos , que la cuidemos, que prestemos atención, al cóndor que vuela en lo alto, a las aves que se juntan en el Lago Argentino, próximas a emigrar, a ese lenguaje que no tenemos, ni nos enseñan a apreciar ni en las escuelas y que en mundanal ruido de las enormes ciudades llenas de polución nociva y gases de las fábricas, no nos dejan apreciar, no disfrutar.
Desde las tierras que he podido acercarme hacia ellas, llenas de misterios escondidos y de antiguos vestigios arqueológicos, que nos puedan decir más de las formas de vida y de los orígenes de esta Humanidad, encontramos una especie de moderador, de persona Humana, conectado a esa Madre Natura y al Padre de la preservación natural: Francisco Pascasio Moreno, explorador de esas tierras e investigador autodidacta. Antes no te pedían ser licenciado o licenciada, sino mérito y fuerza aguerrida para exponerse en piel y carne en explorar esas inhóspitas y aguerridas tierras.
Por este viaje que fue la excusa perfecta para conectar tanto en lo geográfico, natural y familiar con los valores que espero conservar toda la Vida, el amor hacia mis hijos, hacia mi madre que me permite hoy estar en esta Tierra, a mi hermano que por más diferencia que tengamos y seamos personas diferentes, provenimos de una Misma Historia de origen.
Historia que tendría que volver a reconstruirse, por lo menos dejando a sus verdaderos dueños y dueñas de esas tierras volver a poseerlas.
Por esta crónica de viaje, he querido acercarles por La Gaceta, este pedacito de planeta y de territorio, que todavía me sigue imponiendo respeto y un poder mágico al pisarlo.
Aixa García
FUENTES CONSULTADAS


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