# buscamos por palabras

El Zen en el Arte de Escribir

 
Un astrolabio de navegante en el Mar de la comunicación escrita.
Desde pequeña me gustó escribir, veía las máquina de escribir, esas máquinas que hoy están y se enseñan a los pequeños y pequeñas en un museo, las Lexicom 80, que escribían desde la tinta que pasaba por un carrete y que la letra se imprimía a fuerza del golpe en lo que se llamaba tipo, hoy estamos escribiendo desde teclados, que no necesitas ni mucha fuerza , ni muchas ganas de imprimir la letra ya que sola ella sale escrita en un pantalla virtual.
Desde Gutenberg, hasta nuestros días, desde la simple máquina de escribir manual y eléctrica, ¿Cuántos años han pasado? ¿Siglos? Décadas han pasado y de mi generación nacida en 1968 es posible que ya nos hayamos olvidado de esa forma de escribir.
Mi padre tenía una máquina y luego se perdió en el olvido como él se ha perdido en el Universo de la Vida.
Nunca olvidaré que desde algún lugar remoto que estaría mi padre, siempre lejos, siempre distante, llegarme un cheque para mi cumpleaños número 18, donde pude ir a cobrar al banco mi primer cheque y salir de allí y caminar por la calle TALCAHUANO del centro de Capital Federal, de Buenos Aires y comprar mi primer máquina de escribir Olivetti, pequeña de escritorio y comenzar ese ComunicArte en lo escrito, en lo recóndito, en lo literario.
Con una emoción que aún recuerdo, escribí mis primeros bocetos, mis primeras letras , que luego fueron palabras y luego mares de oraciones que se fueron imprimiendo a fuerza de dedos y dedos , golpe a  golpe, en el papel , que luego sería una bocanada de mi vida, de mi parte y arte en esta realidad.
Búsqueda, ansiedad y miedos, fueron mis primeras musas, que fueron guiándome cual Astrolabio en medio de las tormentas cotidianas.
Una puesta en escena era mi gran espacio , que en ese momento de mis 18 años,  contaba con un cuarto, la cama, la mesa de escribir y buscando libros en todos estos años hasta mis 43 actuales, pude degustar y tomar como referentes a Ray Bradbury, Isabel Allende, Gabriel García Márquez, Benedetti, Pablo Neruda, Alicia Pizarnik, Gabriela Mistral, Juan Rulfo con su primer novela “Pedro Páramo”, el escritor de EL PERFUME  Patrick Süskind, Máximo Gorki , con su cuento “La Madre”.. Y tantos más y tantas más.
Hoy se mezclan y siguen entonando mis escritos dando color y sabor los libros y novelas de Isabel Allende, Ángeles Mastreta, Laura Esquivel, en historia Felipe Pigna, con su libro “Mujeres tenían que ser”, que en otro artículo descubriremos juntos y juntas, encontrando, creo yo, los argumentos y hechos históricos de los porqué hoy en este siglo, estamos tan perdidos y perdidas, por la falta de perspectiva económica en cualquier parte de este planeta Tierra.
En el silencio de la noche, las teclas de mi máquina de escribir cobraban una verdadera música inspiradora a la hora de poder volcar todo mi sentir. Pasión a la vida misma, a cada rayo de Sol, a cada aparecer de Luna, a cada lluvia otoñal o primaveral, a cada transcurrir de las horas más letras se imprimían al golpe de cada dedo, de cada tecla.
Muchas noches y muchas tardes me ha servido mi escritura para despejar mi mente, y plasmar en ese momento alguna foto de palabras de la realidad que en la calle había acontecido y que mis ojos habían registrado y que mi cerebro había impreso.
En el libro “El Zen en el Arte de escribir “de Ray Bradbury, verifiqué, que es un trabajo el querer escribir y el escribir algo, para los lectores y lectoras, que se entienda, que llegue a lo más profundo de cada gusto de las personas. Luego cuando estudié y profundicé en la Comunicación Social, uní los dos fundamentos el ARTE DE ESCRIBIR, el ARTE DE DECIR y lo que llega el Arte de Comunicar.
Por esta misma magia y trabajo en conjunto, es que hoy puedo y debo seguir escribiendo y seguir comunicando. Un Zen de comunicación me embriaga, cada vez que me pongo frente a la pantalla en blanco, que antes era el papel y frente al PC u ordenador que antes era la máquina que fuerza del golpe que iba teniendo y la sustancia increyente de la pasión con que se escribía iba cada vez más sonora, más rápida.
Por esa magia interesante y subyugante es que sigo buscando lectores y lectoras que dejen fluir sus formatos, “desformateando” el alma, y creando nuevas palabras, nuevas rutas, puentes de comunicación, sin formas establecidas, sin permisos que conciliar, sin posdatas que transcribir.
Nuevas formas de comunicación están hoy al alcance de todos y todas, radios sin radio, que son activismo sonoro que se mezclan y surcan los mares a través de las redes, el ASTROLABIO antiguo hoy nos conduce y nos lleva a encontrar nuevas formas de comunicación, de llegar a lugares lejanos. Todos y todas podemos y somos Antenas, de la vida misma, cada día que pasa que comentamos entre nuestros pares cercanos, es una ¡Noticia!
Por eso les hago llegar por medio de esta revista digital, las fuerzas y las ganas de escribir, de decir, de seguir adelante siendo cada una de nosotras y nosotros una fuente de información y de Arte constructivo hacia otras personas.
Aixa García

Nota :

Fuentes  consultadas :

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